miércoles, 7 de septiembre de 2016

“CINCO PASOS PARA CONTROLAR LA IRA AL INSTANTE”



Todos tenemos derecho a enfadarnos en algunas ocasiones. No obstante,experimentar una ira abrumadora puede dañar tu salud mental y física, así como tus relaciones con los demás. La ira sin control puede ser un indicador de problemas subyacentes . Es importante que controles tus emociones y que te tranquilices por tu propio bien y por el de los que te rodean.



¿ Qué te produce la ira a nivel corporal? 

  1. Incorporar el enfado intenso como una práctica habitual en tu vida puede incrementar el riesgo de que padezcas enfermedades cardiovasculares.

    2. La ira aumenta la activación del sistema simpático, liberando masivamente hormonas conocidas como catecolaminas (hormonas de estrés). Estas hormonas van a ir a fastidiar directamente a tu sistema cardiovascular, produciendo un aumento de la frecuencia cardiaca, de tu tensión arterial, y de la probabilidad de que puedan formarse en tu organismo trombos o un infarto de miocardio.

¿Tomaré las decisiones correctas y entenderán mi punto de vista?

Evidentemente: No. El enfado hace que pienses peor, pues cuando estás más enfadado, utilizas la parte más primitiva del cerebro, inhibiendo el neocortex, concretamente el lóbulo frontal, encargado de controlar los impulsos.
Es decir, que cuando la furia se apodera de ti, se activa tu zona cerebral más primitiva. Así que ya sabes por qué estás en desventaja para razonar, atender la información, deducir etc. Por eso, en esos momentos notas que te cuesta escuchar, dialogar, negociar y generar pensamientos racionales.
Por tanto, hay que evitar tomar decisiones importantes en estos momentos ,en los que te es difícil distinguir lo que te puede beneficiar a largo plazo y lo que puede ocasionarte grandes perdidas.

¿ Que reflejo y proyecto en el entorno que vivo?

Simplemente, puedes producir miedo. Si rompes a gritar y pierdes las formas, el interlocutor ha perdido el mensaje que le quieres transmitir, no va a entender el mensaje que pretendes que capte. Solamente se quedará con el fuerte sonido estridente que estas emitiendo en ese instante.
La comunicación queda colapsada y lo que querías transmitir pierde fuerza y credibilidad. Permites que el receptor tenga motivos suficientes para invalidar la conversación.
Pero otra opción que puede suceder en este caso, es que si la persona con la que entablas este contacto pueda ser a su vez tenga un temperamento agresivo y autoritario, entonces puede ser  muy probable que con tu estallido de ira aumentes su nivel de agresión y produzcas un circulo vicioso destructivo para la relación.



 Cuento : El niño y los clavos ( metáfora sobre la ira )



Se cuenta que había una vez un niño que siempre estaba malhumorado y de mal genio. Cuando se enfadaba, se dejaba llevar por su ira y decía y hacía cosas que herían a los que tenía cerca. Un día su padre le dio un bolsa con clavos y le dijo que cada vez que tuviera un ataque de ira clavase un clavo en la puerta de su habitación. El primer día clavó treinta y siete. En el transcurso de las semanas siguientes el número de clavos fue disminuyendo. Poco a poco, fue descubriendo que le era más fácil controlar su ira, que clavar clavos en aquella puerta de madera maciza. Finalmente, llegó un día en que el niño no clavó ningún clavo. Se lo dijo a su padre y éste le sugirió que cada día que no se enojase desclavase uno de los clavos de la puerta.
Pasó el tiempo y, un día, le dijo al padre que ya había sacado todos los clavos. Entonces éste cogió de la mano al hijo, lo llevó a la puerta de la habitación y le dijo:

-Hijo, lo has hecho muy bien, pero mira los agujeros que han quedado en la puerta. Cuando una persona se deja llevar por la ira, las palabras dejan cicatrices como éstas. Una herida verbal puede ser tan dolorosa como una herida física. La ira deja señales. ¡No lo olvides nunca!


Cinco pasos para controlar la ira al instante






Detente un momento, en el mismo instante en que notes que te estas enfadando.  Recuerda que no tienes que responder inmediatamente.  
Puedes contar hasta diez, y  detectar los cambios que en tu cuerpo se van produciendo (como se acelera el corazón y respiro mas rápido… notando como se apodera de mí la ira).
Si te enfadas y tienes posibilidad , ve a un espacio solitario ( ej : cuatro de baño ), o dar un paseo al aire libre.

Respira profundamente. Ya que si la ira te hace acelerar todo tu sistema de forma automática, tu conscientemente ralentizas tu respiración , contando hasta 3 mientras inhalas, retienes otros tres segundos el aire en tus pulmones y a continuación exhalas lentamente el aire contando de nuevo hasta tres. Centra toda tu atención en contar las respiraciones. Poco a poco iras notando que vuelves a tener el control.

Visualiza una imagen feliz. Mientras respiras contornadamente, puedes visualizar una imagen que te transmita serenidad y felicidad , como puede ser un paisaje, un niño, una mascota querida, un momento feliz de tu pasado, una persona querida. Al hacerlo concentra tu atención en todos los detalles del momento, colores, sonidos, olores…

Sal de tu punto de vista. Para entender el motivo que te lleva a enfadarte con esa persona, es aconsejable que trates de entender sus motivos poniéndote “en su piel”. Intenta ver con sus ojos y que puede el estar pensando de esta situación . Ampliaras tu conocimiento de la situación y tus decisiones serán mas acertadas en conjunto.

Trata de sacar algo positivo de lo negativo. Según un viejo proverbio chino, “ Crisis= Oportunidad”, por tanto deja de lado la amargura y los pensamientos de autodestrucción y sacarle provecho a todo lo que te suceda, pues de los conflictos se puede aprender mucho. No te quedes con las primeras impresiones que en muchas ocasiones pueden resultar engañosas y analiza un poco la situación.

Consejo:

La ira, es una emoción como cualquier otra, y si surge en motivo de atención, hay que aceptarla y vivirla aunque ten en cuenta que existen formas productivas de hacerlo en lugar de arremeter de forma descontrolada contra los demás, que aun llevando razón en tus argumentos nadie te va a respetar si no controlas tus formas.

Autor: Maria José Espinosa
          Psicologa